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FINAL: ALEMANIA 1-0 ARGENTINA

El equipo de Alemania arrebata la gloria a Messi

(Efe).
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La Mannschaft conquista su cuarta Copa del Mundo en un entorno idílico. Argentina llora otra derrota en la final que sumar al bagaje histórico y Messi, el mejor del siglo XXI, pierde una ocasión de oro para coronarse con Pelé y Maradona. Brasil 2014 echa el cierre con Leo como polémico MVP, Neuer como mejor portero y James como goleador. Klose se despidió con récord de goles y la Copa. Este Mundial, tan divertido como imprevisible, echa el cierre con imágenes memorables y Götze suma su nombre a la lista de elegidos. Alemania ganó como nunca, monopolizando la pelota.  

El vibrante Mundial de Brasil ha cerrado su menú de deliciosas sorpresas, sonadas decepciones y situaciones para la memoria colectiva del aficionado al fútbol en Maracaná, el icónico coliseo de la ilustre tradición carioca convertido en modelo del “arena” moderno. En liza, dos selecciones aristócratas de los Mundiales y un collage de fábulas a modo de aliño: Alemania y Argentina se midieron en la final de Roma en el 90; los latinoamericanos regresaban a una final 24 años después;Messi buscaba tomar el relevo de Maradona en la cima del balompié albiceleste e internacionalKlose, máximo goleador de la historia de estos campeonatos quería despedirse aumentando su bagaje; y los germanos disfrutaban de la enésima ocasión para conquistar la gloria con esta excelsa generación de toque y combinación que, ahora, no ha sufrido la mala fortuna de cruzase con su bestia negra española.  

Sabella y Low, antagonistas en lo que a concepción del juego se refiere, no sorprendieron en sus apuesta inciales. Los argentinos habían sentenciado la entrada de Di María en la final tras la recaída del “Fideo” en un entrenamiento previo, por lo que el rocoso sistema de cuatro zagueros fieros con los retenes en el doble pivote -Biglia y Mascherano- debía escoltar, de nuevo, a la efervescencia en la contra de Messi, Lavezzi e Higuaín. Enzo Pérez actuaría de llegador en el interior de una banda.  El bloque teutón, por el contrario, contaba con otro guión: gestión comedida de la pelota y conjunción de centros desde los laterales y juego entre líneas para desgastar el orden de Sabella. Pero el engranaje del mejor centro del campo del Mundial sufrió la baja de última hora -en el calentamiento- del desatascador central que abocó a Brasil al acantilado deportivo y emocional en el que ha quedado sumido, Sammi Khedira. El futbolista del Real Madrid fue sustituido por Kramer, pieza de rol similar. Así pues, con esta lucha de estilos sobre la pizarra arrancó al final. Alemania enfrentó desde el pitido los riesgos en cuanto a equilibrio de su intento de anestesiar el juego con el monopolio de la pelota. En este sentido, los europeos gozaron de amplias posesiones sin profundidad al tiempo que Argentina trazaba contras de escasa construcción -balones largos- pero atisbaba el horizonte esperanzador a través del intenso repliegue y las salidas. Una conclusión que se dibujó con la experiencia precoz: en los primeros 20 minutos de partido, tan solo Neuer veía peligrar su arco. En el minuto 3,Higuaín inauguró la nómina de chuts con un lanzamiento demasiado cruzado tras una transición albiceleste. En el 9, Messi no encontró pase para abrir el marcador tras sentar a Hummels en la frontal del área. Y, como cierre resumen de este tramo inicial, el Pipita” dispuso de un mano a mano clamoroso ante Neuer tras una cesión de cabeza de Kroos terrible a su portero. El delanterose precipitó, sin percibir su soledad ante el arquero teutón, y disparó fuera. Alemania jugaba, Argentina pegaba.

En el entretanto de los acontecimientos ofensivos, Kramer sufrió con golpe rotundo e involuntario con el hombro de Garay que le dejó noqueado. Aún así, el sustituto de Khedira y pieza clave en el sistema táctico alemán, aguando sobre el césped 13 minutos de desorientación, hasta que en el 29, Low decidió sacarle del campo por Schürrle. El segundo movimiento obligado del banquillo europeo colocaba a Müller en el centro y al recién ingresado en el campo en la banda, eliminando el factor equilibrante del rol del jugador saliente. En ese mismo minuto, Higuaín se resarcía de su error clavando un centro de Lavezzi en las mallas alemanas. Rizzoli anuló el tanto por justo fuera de juego.

Alemania debió esperar hasta el minuto 35 para acercarse a inquietar a Romero. Una combinación conchut trabado de Kroos que concluyó en los guantes del meta argentino. Lavezzi se granjeó varias amarillas a sus marcadores y desestabilizó el centro del campo teutón con slaloms veloces. El único atisbo de juego sudamericano en el ecuador del primer acto, con Messi abonado a la desconexión estructural de los dos últimos meses de calendario. Sin embargo, como aviso de lo que estaba por venir tras el intermedio, el partido entró en una fase de improvisación de la que Leo no cosechó la copa de milagro. Ganó en velocidad tras regatear con la cintura a Hummels, afrontó el mano a mano con Neuer y su intento, muy forzado, fue sacado bajo palos por Boateng. Corría el 39 de juego.

El descanso reclamaba su paz en el ritmo de la final no sin sufrir un atracó de frenesí previo. Otro lanzamiento intrascendente de Kroos que Romero atajó actuó como telonero de la gran oportunidad alemana del partido. Saque de córner del mediocentro pretendido por el Real Madrid que Howedes cabeceó en escorzó al poste. El balón parado volvía a asumir un rol protagonista. La suerte y la madera se aliaban con Argentina en el minuto 47. En el añadido del primer tiempo.

Con el arranque del segundo acto tomó forma el primer movimiento de Sabella: Lavezzi, líder del apartado ofensivo, dejaba su sitio a Agüero, en un intento por colapsar de puntas el frente defensivo alemán y buscar la llegada entre líneas con inteligencia y frenesí en la transición. Y consiguió su propósito con creces. Argentina sacó del césped a su contendiente europeo en base a balones a la espalda de la adelantada zaga alemana que ganaban los atacantes americanos con claridad, generando desasosiego y mitigando, por temor al error, la seguridad combinativa de su rival y, por ende, su impronta en el juego e identidad. La tormenta desatada por la arriesgada apuesta ofensiva de Sabella rozó el tanto de la victoria. Messi despertó en el 47 para desbordar en carrera y chutar al segundo poste sin acertar por centímetrosHiguaín y Agüero ejecutaron sendos chuts repelidos por la zaga alemana y la inercia del choque se había invertido: Alemania, desestabilizada, debía achicar balones y aguantar el vendaval ante el empuje argentino.

Klose protagonizó, con un cabezazo blando a las manos de Romero el intento de cambio de escenario teutón en torno al minuto 60. La pelota y el ritmo regresaba a los intereses germanospara anestesiar el fervor atacante de la albiceleste y tomar un poco de aire. Con el vano intercambio de posesiones -Argentina avanzó líneas de forma definitiva- caía la intensidad del juego y se atravesaba la mitad del segundo acto con el gusto por el tiempo extra. El respeto a conceder o fallar mitigaba la calidad del duelo. El cansancio hacía mella en la precisión de unos y el orden colectivo de otros y las llegadas a portería se cobraban muy caras.

El paisaje no aclaró el escenario en el último cuarto de hora. La batalla en el medio campo daba paso a la guerra por superar la merma física. Özil, Schweinsteiger y Müller no creaban opciones y tan solo Lahm significaba una novedad inquietante para la zaga americana. Sabella completó sus cambios con la entrada de Palacio -por Higuaín en el 77- y Gago -por Enzo Pérez en el 85-. Un movimiento para inyectar energía y fugacidad en la conducción a la ausente contra argentina y el segundo con la necesidad de equilibrar y cerrar en la recta final. Tan solo un chut desviado de Kroos llegando desde la frontal del área en el 81 ejerció de previa a la prórroga. Antes del dramático epílogo, y pensando en las posibilidades que ofrece la calidad ante los agujeros del cansancio, Low sacó alfantasista Götze por Miroslav Klose.  

En el tiempo extra ninguno de los dos seleccionados respetaron aquello de contemporizar para guardar la ropa antes de arriesgar. Argentina volvió a tratar de desorientar el equilibrio con la pelota teutón, pero el guión marcaba ya duelo de golpes. Schurrle tuvo el primer tanto en sus botas tras alcanzar un pase atrás de Müller con estirada de póster de Romero en el primer minuto. Messi seguía sin tomar las riendas que marcan sus galones y los balones largos reducían el espectro ofensivo argentino. De un centro desde la banda izquierda nació el clamoroso error de Hummels,que realizó un partido para olvidar, y la indecisión de Palacio en el remate, solo, en el punto de penalti. En el resto de minutos hasta el 105 de partido, Boateng por el lado alemán y Mascherano en el argentino remarcaron su jerarquía defensiva para repeler los deslavazados intentos de su rival.

Los últimos 15 minutos de Mundial arrancaron con similar disposición: Alemania contemplando en posesiones horizontales la llegada de alguna opción clara y Argentina agazapada buscando un faro que ni Agüero ni Messi ofrecían. El campo caía hacia la meta de Romero y la debilidad defensiva americaba asomada. Schürrle, con Müller en su último servicio del campeonato, empezaba a ofrecer espacio entre líneas a sus compañeros. Fruto de esta desetabilización creció el desborde en banda del extremo del Chelsea que, “in extremis”, dibujó un balón al área al desmarque de Götze. El excelso mediapunta de Guardiola tomó el relevo de Iniesta para cruzar a la red su disparo en el minuto 112.

Reaccionó Messi con varias conducciones valientes y un cabezazo desviado en el borde del área. Low decidió entonces colocar a Mertesaker sobre el césped, en una mezcla de pérdida de tiempo y de prevención ante los centros al área del bloque de Sabella. Agonizó la final con una falta de Schweinsteiger a 25 metros de la portería de Neuer. Con el tiempo de descuento sobrepasado. Messi tuvo la opción de arrancar la Copa a Alemania y escribir su nombre en la leyenda de los Mundiales. Lanzó a las nubes. Alemania volvió a ganar el Mundial, coronando a esta generación que revolucionó el estilo tradicional teutón. La Mannschaft conquista su cuarta Copa del Mundo en un entorno idílico. Argentina llora otra derrota en la final que sumar al bagaje histórico y Messi, el mejor del siglo XXI, pierde una ocasión de oro para coronarse con Pelé y Maradona. Brasil 2014 echa el cierre con Leo como polémico MVP, Neuer como mejor portero y James como goleador. Klose se despidió con récord de goles y la Copa. Este Mundial, tan divertido como imprevisible, echa el cierre con imágenes memorables y Götze suma su nombre a la lista de elegidos. Alemania ganó como nunca, monopolizando la pelota.  

   
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